Composición: En un 70-80% son azúcares simples (fructuosa y glucosa), predigeridos por el aporte enzimático de la abeja. Pero la riqueza nutritiva y terapéutica de la miel está en el resto de sus componentes. Tiene muchos minerales (potasio, fósforo, magnesio, etc.) y sobre todo microminerales (unos 30 oligoelementos), aminoácidos (17), ácidos orgánicos, aminas (acetilcolina), enzimas, vitaminas y un poderoso antibiótico natural (inhibina) que le confiere sus conocidas propiedades conservantes y desinfectantes.
Propiedades nutricionales: Es un endulzante natural, sin procesos de refinación (como el azúcar) y sin conservantes (como las mermeladas) que bloquean la asimilación de minerales en el organismo. Por su composición equilibrada, la miel resulta de fácil asimilación y aporta una gran riqueza de elementos al organismo. Allí radica la gran diferencia con el azúcar refinado (sacarosa), que -siendo un azúcar compuesto, privo de enzimas y oligoelementos- consume reservas del organismo para poder ser asimilado y genera fermentaciones intestinales. Por eso la miel es aconsejada para deportistas (permite una rápida recuperación frente al esfuerzo con menor evidencia de fatiga), personas de digestión lenta, adolescentes, tercera edad, etc. También incrementa la resistencia al cansancio psicofísico en períodos de intensa actividad. Además mejora la asimilación del calcio y aumenta los glóbulos rojos, siendo recomendable para estados de crecimiento, anemias, fracturas, menopausia, osteoporosis, etc. La miel es el azúcar mejor tolerado por los diabéticos -con prescripción médica para el consumo limitado de dulces- al no provocar sobreabundancia de azúcar en sangre: porque la glucosa pasa al tejido muscular y la fructuosa se metaboliza lentamente a través del hígado.
Aparato digestivo: Por acción de la acetilcolina, la miel mejora la secreción de jugos gástricos y estimula el peristaltismo (de allí su blanda acción laxante). Por otra parte sus enzimas aumentan el poder digestivo, evitan fermentaciones y -con la ayuda de la inhibina- controlan la flora bacteriana del tubo digestivo. La miel ayuda a la cicatrización de úlceras, debiéndosela ingerir en ayunas y bien ensalivada. También es un excelente protector hepático, dado que la fructuosa estimula su metabolismo y desintoxica; de allí su empleo para el tratamiento de alcohólicos. Asimismo la miel tiene un suave efecto diurético y antiséptico.
Vías respiratorias: Es conocido su efecto expectorante, calmante de la tos y estimulante de la secreción bronquial. En este campo es clave la acción bacteriostática de la inhibina.
Sistema circulatorio: Por efecto de la glucosa, es importante su acción energética para la musculatura cardiaca. Recientes estudios demuestran que la miel estimula la producción de fosfatos orgánicos, responsables de la regulación del ritmo y del riego coronario. De allí que la miel sea indicada para problemas de corazón, como la angina de pecho.
Dermatología: Desde la antigüedad se conoce el efecto antiséptico y cicatrizante de la miel, regenerando y desinfectando heridas, llagas y quemaduras. También aquí la inhibina juega un rol fundamental. Además la miel es emoliente de la piel, usándosela en cosmetología.
Sistema nervioso: Es marcado el efecto calmante de la miel, sobre todo en casos de insomnio, fatiga nerviosa, estrés y depresión. Mucho tiene que ver su contenido en magnesio, un conocido relajante muscular.
Contraindicaciones: Deben abstenerse de la miel los diabéticos insulínicos y los bebes menores de 6 meses. En este último caso se trata de una medida de prevención para evitar casos de botulismo, cuya espora -presente en la miel como en muchos otros alimentos- no puede ser neutralizada en el aparato digestivo hasta los 6 meses de edad.
Cuidados: La miel debe mantenerse al reparo de luz, calor y humedad por ser fotosensible, termosensible e higroscópica. Para garantizar la suma de propiedades arriba enunciadas, es fundamental que la miel no haya sido calentada en ninguna de las fases del procesamiento. Lamentablemente esto ocurre con frecuencia, sobre todo con la aparición de las mieles pasteurizadas. Este es un absurdo deterioro que sufre la miel, con el único objetivo de mantenerla líquida todo el año, dado que en estado natural cristaliza a
Consumo: Su dosificación es muy variable y depende de muchos factores, pero siempre se aconseja ingerirla a temperatura ambiente para gozar de sus numerosos beneficios. Cuando es calentada en preparaciones culinarias (dulces, tortas, etc.) pierde muchos componentes vitales, aunque siempre resulte preferible al azúcar refinado. Usada para endulzar líquidos calientes, su deterioro es mínimo, aconsejándose incorporarla sólo un instante antes de la ingestión.
La miel que ofrecemos es una miel pura multifloral de monte (altas cumbres de Córdoba, donde no se desarrolla la agricultura), sin agrotóxicos.