5° -- Magnesio
Aunque la presencia del magnesio en el organismo sea mucho menos importante que el calcio y el fósforo (apenas 30 gramos en un adulto medio), sus funciones son tan o más primordiales. El magnesio resulta clave para la correcta transmisión de los impulsos nerviosos, el trabajo de los músculos (en especial el músculo cardíaco), la permeabilidad celular, la producción de más de 300 enzimas, la replicación del ADN y la neutralización de la excitación celular que provocan las hormonas del estrés. Del magnesio depende el metabolismo de los macronutrientes (grasas, azúcares y proteínas), y el buen funcionamiento de las células hepáticas.
El 60% del magnesio corporal se halla en los huesos, desde donde puede liberarse en caso de necesidad. Cuando nos vemos sujetos a situaciones estresantes, el organismo acude a sus reservas de magnesio (depositadas en la estructura ósea), transportándolas al flujo sanguíneo. Luego de cumplir su función, calmando la excitación celular, el mineral es excretado del cuerpo. Sin dudas este drenaje se ve magnificado por la prolongada y cotidiana exposición al estrés.
En condiciones normales podemos reponer la pérdida de magnesio con una dieta basada en alimentos integrales, pero hete aquí que nos encontramos con serias carencias en los alimentos producidos industrialmente y luego refinados. Todo comienza con su ausencia en los suelos, por agotamiento y por ser uno de los minerales inhibidos por la fertilización química a base de nitrógeno. Hemos visto que de suelos empobrecidos surgen plantas y semillas proporcionalmente carentes. A esta pérdida debemos agregar la que generan los procesos de refinación. Se lo retira del trigo, al eliminar el germen y el salvado para dar lugar a la harina blanca. También se lo elimina en la sal, para evitar la formación de terrones, dada su “molesta” capacidad de absorber humedad. Por la misma razón es descartado en la refinación del azúcar blanco.
La carencia de magnesio en el organismo (muy común en nuestra sociedad) genera variados trastornos nerviosos, dificultades de concentración, palpitaciones, problemas de evacuación, debilidad muscular, ósea y cartilaginosa e insuficiencias renal y hepática. Por cierto que es recomendable reponer su carencia, tanto a través del consumo de alimentos bien dotados (germen de trigo, semillas, sal marina integral, azúcar mascabo, semillas, algas, etc), evitando aquellos refinados (harina blanca, azúcar blanca, sal refinada, etc). Pero cuando estamos en presencia de una carencia crónica y de antigua data, podemos echar mano temporalmente a un recurso sencillo, económico y efectivo: el cloruro de magnesio (el mismo que se descarta en la refinación de la sal de mesa). No olvidemos que la formas alimentarias del magnesio son siempre preferibles a las sales, aunque siempre "algo es mejor que nada".
Importancia del cloruro de magnesio: El magnesio produce equilibrio mineral, reanima los órganos de las funciones vitales (glándulas), activa los riñones para eliminar el ácido úrico; en la artritis, descalcifica la membrana de las articulaciones; ataca la esclerosis calcificada, evitando infartos; purificando la sangre, vitaliza el cerebro; devuelve y conserva la juventud hasta avanzada edad.
El magnesio es, de todos los minerales, el más indispensable, especialmente después de los 40 años, cuando el organismo comienza a absorber cada vez menos magnesio de la alimentación, provocando, vejez y enfermedades. Por eso debe ser tomado de acuerdo a la edad.
El magnesio no crea hábito. Una persona no conseguirá escapar de todos los males simplemente por tomar magnesio, pero al consumirlo hará que todo sea más saludable.
El magnesio no es un remedio, es un alimento sin ninguna contraindicación y compatible con cualquier medicamento en simultáneo. Tomarlo para una enfermedad determinada, equivale a reordenar todo el organismo, consiguiendo, de ésta forma, una cura integral.
Principales aplicaciones: Nutre, disminuye el agotamiento intelectual, elastiza las arterias, cura la artrosis, elimina la atrofia muscular, remedia el desequilibrio mineral, modera los desórdenes digestivos e intestinales, alivia la fatiga, previene problemas de próstata, es laxante y tonificante.
Artritis: El ácido úrico se deposita en las articulaciones del cuerpo, especialmente en los dedos, que se hinchan; esto es porque los riñones están fallando por falta de magnesio (revisar los riñones, por si acaso existen problemas mayores).
Próstata: Un anciano ya no conseguía orinar; en la víspera de la operación le dieron 3 copitas e inmediatamente comenzó la mejoría; después de una semana estaba totalmente curado sin necesidad de cirugía. Hay casos en que la próstata vuelve a su total normalidad.
Achaques de la vejez: Rigidez, calambres, temblores, arterias duras, pérdida de memoria y falta de actividad mental.
Cáncer: Todos tenemos cáncer en grado moderado; consiste en algunas células malformadas por causa de algunas sustancias o por presencia de partículas tóxicas. Estas células no son compatibles con las células sanas. El magnesio consigue combatir las células cancerosas, vitalizando las células sanas. Cuando el cáncer comienza a extenderse lentamente, no causa dolor que nos ponga alerta, hasta que aparece el tumor. Cuando la enfermedad está muy avanzada, el magnesio apenas puede frenar un poco el avance del cáncer, pero ya no curar. El magnesio es un eficaz preventivo contra el cáncer de las mamas y de la matriz, así como en la próstata.