Las diatomeas son antiquísimas y microscópicas algas. Vivieron hace 30 millones de años en el fondo de lagos de agua dulce y al emerger
La tierra de diatomeas es en sí misma un insecticida natural, no tóxico. Estas minúsculas partículas -huecas y con carga eléctrica negativa- perforan los cuerpos queratizados de los insectos de sangre fría, los cuales mueren por deshidratación. La acción de las diatomeas es física-mecánica y no por contacto o ingestión, que es como actúan los insecticidas químicos que contaminan el suelo, las plantas, los animales y los seres humanos. Además estos químicos alteran el metabolismo de insectos y bacterias, produciendo intoxicación y luego reacción de inmunidad, lo que explica la generación de resistencia a los insecticidas sintéticos.
Un buen ejemplo de esto es la pediculosis. Hoy nos enfrentamos al "superpiojo", producto de la inmunidad adquirida al lindano y a otros tóxicos, que no consiguen eliminar piojos ni liendres, pero si contaminan a los niños.
La tierra de diatomeas puede combatir hormigas, cucarachas, piojos, vinchucas, polillas, pulgas, arañas, garrapatas, pulgones, cochinillas, mosca de la fruta, etc. Para aumentar su eficiencia insecticida, la tierra de diatomeas incorpora una ínfima dosis (0,025%) de piretrinas, irritativo del sistema nervioso de los animales de sangre fría, que ayuda a la adhesión de estas microscópicas algas al cuerpo de los insectos. O sea que puede utilizarse sola o aditivada con piretrinas, mezcla conocida como insecticida.
SU EMPLEO EN PLANTAS
En los vegetales, la tierra de diatomeas cumple un doble propósito: curar y nutrir. Además de su efecto insecticida, las diatomeas aportan una gran riqueza en minerales y microminerales u oligoelementos. Estas sustancias son vitales para el metabolismo de los tejidos, pero generalmente están ausentes en suelos empobrecidos o agotados.
Estos 38 minerales (sílice, plata, aluminio, arsénico, bario, manganeso, cobalto, cromo, cobre, hierro, berilio, calcio, cadmio, molibdeno, sodio, niobio, níquel, bismuto, fósforo, plomo, antimonio, ytrio, zinc, estroncio, mercurio, potasio, lantano, magnesio, telurio, torio, titanio, talio, uranio, vanadio, wolfram, escandio, estaño y circonio) penetran en el plasma de la planta, circulando por su savia.
Además de eliminar los parásitos y virus internos o externos, las diatomeas consiguen suplir carencias en las desmineralizadas tierras de cultivos. La agricultura moderna sólo se ocupa de aportar macro elementos inorgánicos, que en ausencia de los microelementos, no pueden ser asimilados por las plantas. Para lograr este doble resultado, se deben utilizar las diatomeas diluidas en agua al l %, es decir 1 parte de diatomeas y 99 de agua. Se agita bien la mezcla y se aplica con un pulverizador común sobre troncos, tallos y hojas, siendo totalmente inocua para plantas, animales y seres humanos.
Otra interesante aplicación de las diatomeas es para proteger granos y semillas, de hongos, virus y bacterias. En este caso se aplica en polvo sobre los granos a conservar, notándose en las semillas una mejor germinación posterior al momento de la siembra.
SU EMPLEO EN ANIMALES Y PERSONAS
Las diatomeas son el medio más eficaz, inocuo y económico para combatir parásitos externos en animales domésticos. Se aplica directamente en polvo sobre el pelo del animal, valiéndose de una talquera común. También puede aplicarse en pisos, guardarropas, despensas y cualquier otro lugar que se desee proteger de insectos. Es de destacar su excelente resultado en el control definitivo de la vinchuca.
A nivel de piojos, se los elimina eficazmente aplicando unos pocos gramos de diatomeas en el champú o en agua. Se mezcla bien y se aplica sobre el cabello, dejando actuar entre 5 y 10 minutos. Al enjuagar se podrá comprobar el efectivo volteo de piojos y liendres.
La única precaución en el uso de la tierra de diatomeas, es cuando se la maneja en seco o sea en polvo. En estos casos conviene evitar su inhalación a efectos de prevenir posibles efectos alérgicos que puede causar el ingreso de estas microscópicas partículas a través del aparato respiratorio.